lunes, 5 de abril de 2010

Cobos otorga tranquilidad a la sociedad ante ciertas actitudes del Gobierno (Ricardo Alfonsín)


—Su padre era de carácter fuerte y él mismo se definía como cabrón, ¿su naturaleza no estaba más cercana a la de Carrió que a la más conciliatoria de Cobos?

—No sé qué idea tiene de Julio Cobos. Yo también tengo mucho carácter. Papá no era violento, pero se fastidiaba. Y hay cosas que le fastidiaban a él que son las que me fastidian a mí. La falta de honestidad intelectual. La corrupción es despreciable. Pero me produce fastidio la falta de seriedad.

—¿Cobos también tiene mucho carácter?

—Hay una imagen equivocada, porque para tomar las decisiones que tomó hay que tener carácter. Las que tomó, incluso, cuando dejó el partido siendo gobernador radical. Y bancarse la situación difícil que tiene en el Senado.

—¿Cómo se habría ubicado su padre en este Congreso nuevo? ¿Cerca de posiciones más confrontativas, como la de Carrió? ¿O más conciliatorias, como las suyas?

—La segunda, absolutamente seguro.



—¿El desempeño de Julio Cobos como vicepresidente es positivo?


—Sí. Deberíamos preguntarnos por qué se produce esta situación, quién es el responsable y cómo se resuelve. Después del 28 de junio, el rol que, simbólicamente, quería Cobos (ser el único freno, la única garantía, frente a las tendencias autoritarias o hegemónicas del Gobierno) iba a empezar a perder fuerza, porque sería la oposición la que lo cumpliría, y eso iba a afectar su relación porque estaba muy vinculada a ser el único símbolo del límite. Había que manejarse con mucha responsabilidad para no dañar la relación que Cobos tenía con la sociedad, y al encontrarse en la situación en la que se encuentra, iba a tener muchas limitaciones para consolidarla. El no puede presentar proyectos, no puede participar en los debates, no puede estar haciendo las conciliaciones en los bloques. No puede recorrer el país como candidato de otro partido para hacer conocer sus propuestas. Lo tendrá que hacer recién cuando deje de ser vicepresidente. Por eso, veía que había que trabajar mucho para consolidar el partido. Y la mejor manera de trabajar para consolidar este proceso era tratar de que la mayor cantidad de sus miembros tuviera una buena relación con la sociedad. Había que tratar de recorrer, caminar, hablar, explicar muchísimo todo lo que podían hacer. Algunos creyeron que esta tarea tenía que ver con la necesidad de posicionarnos para ir a disputar una candidatura presidencial. Y tiene que ver con la necesidad de recuperar al partido. Primero, la política, porque me preocupa la distancia que la sociedad pone entre ella y la política, y sin acompañamiento social, la política se debilita cada vez más. Después, el partido, porque es la herramienta desde la cual puedo trabajar para la política.

—Terragno y Sanz sostuvieron que Cobos no debe renunciar. Su visión, interpreto, es la misma. ¿No debe renunciar hasta que sea candidato?

—Sí, y cuando ya estemos disputando las campañas. Si le hacen la vida imposible y su permanencia resulta un obstáculo que en lugar de resolver los problemas los complica más, habrá que ver. Hoy creo que sería peor el remedio que la enfermedad.

—Independientemente de que fuera peor el remedio que la enfermedad, ¿puede ser peligroso para Cobos que se mantenga esta dualidad entre la oposición y el Gobierno?

—El debe estar convencido de que, en términos electorales, sería mejor renunciar. Pero prioriza tratar de preservar las instituciones. Otorga tranquilidad a la sociedad ante ciertas actitudes del Gobierno.

Fuente: Extracto de entrevista Diario Perfil

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