miércoles, 31 de marzo de 2010

Dr Alfonsín, cada vez lo extrañamos más, cada vez lo queremos más y cada vez lo reconocemos más (Julio Cobos)


Quiero agradecer a sus familiares, a los organizadores que me permitieron compartir este primer aniversario en homenaje al Dr Alfonsín. Y digo homenajes porque fueron muchos los realizados después de su fallecimiento, a lo largo y a lo ancho de nuestro país en pasos públicos, calles, bibliotecas, que fueron honrando su memoria; poniendo en valor su pensamiento, su trayectoria, sus convicciones y sus principios. Además, recibiendo el cariño y aprecio de la gente que cada día se agiganta más y más. En este tiempo transcurrido, pareciera ser que la sociedad lo aprecia de una manera más justa a este hombre que tuvo la difícil tarea de iniciar un verdadero proceso de reconstrucción nacional y estabilidad democrática en una época difícil de nuestra historia, terminando con una fatídica dictadura en momentos de inestabilidad institucional y en un contexto económico totalmente adverso para nuestro país.

Y ahí estaba un hombre líder y un estadista. Pero este hombre, político de convicciones, se complementaba y se amalgamaba la figura de un hombre sencillo, campechano, un hombre de bien, honesto, que -como bien se ha dicho acá- se fue con el mismo patrimonio con el que llegó a la función pública.

Esto es lo que lo hace grande y lo hizo grande entre las personas, y a los grandes se los reconoce no sólo por su obra sino también por los que nos dejo, por su legado, que hoy se comentó, se comenta y se seguirá comentando en nuestro país; como una figura esencial y protagonista en la historia política de nuestro querido país.

No le fue fácil gobernar, no es fácil gobernar en ningún momento, pero particularmente él tuvo que superar innumerable conflictos sociales, económicos, militares; pero siempre lo hizo abrazado a la Constitución, nunca pensó buscar algún atajo para burlar el mandato de la ley y mucho menos el de la Constitución Nacional, es el ejemplo que nos dejó, entre muchos otros.

Priorizó, sobre todas lo que supimos construir a lo largo de nuestra historia, las metas colectivas. Él privilegiaba el bien común y tuvo que enfrentar una serie de intereses sectoriales, empresariales, sindicales, inclusive partidarios, pero él adoptó las decisiones -de acuerdo a sus convicciones- que beneficiaban al país. Siempre lo hizo en un marco, que hoy se reclama, de acuerdos, tolerancia y respeto por los que pensaban distintos. En épocas con mayorías legislativas y en las que no, siempre buscó los acuerdos para que sus accione políticas estuvieran respaldadas no sólo por el pensamiento plural que da la sociedad sino también por los Estado Provinciales. Esto es una parte de lo que nos dejó y mucho tenemos que aprender y seguir aprendiendo.

Él impulsaba las políticas públicas con convicción, con firmeza y con coraje; pero sabía también que había momentos que tenía que detenerse y retroceder o cambiar de dirección si era necesario. Esa es la mayor fortaleza que a veces tiene que tener un dirigente político. Porque también se requiere abnegación para reconocer que a lo mejor está en el otro la verdad o la posibilidad de enriquecer alguna medida; con tolerancia y respeto como lo hacia el Dr. Alfonsín.

Él nos enseño que la democracia se construye con libertad, pero también con equidad y con igualdad de oportunidades; por eso bregaba por una educación igualitaria, de calidad y excelencia a lo largo de la República.

Nos enseño que nuestro país está atado al destino de Latinoamérica. Fue el impulsor de algo inédito, una alianza estratégica con el Presidente Julio María Sanguinetti de Uruguay, y con su par de Brasil, José Sarney. Nos llevó a esta alianza para demostrar que estamos dispuestos a insertar a Argentina en el mundo, pero hace falta que esto se haga de la mano de los pueblos latinoamericanos. Para que Argentina recupere esa inserción internacional debemos bregar -como él bregaba- por la previsibilidad y la confianza que necesita recuperar nuestro país.

Este fue el sendero que nos marcó, está en nosotros y las generaciones futuras transformar este sendero en una avenida amplia, como a él le gustaba decir, representativa republicana y federal.

Representativa, que permita el tránsito a todos los argentinos, unidos -en especial los que menos tienen- para recorrer el camino de bienestar y de justicia social que necesita nuestro país.

Republicana, porque hace falta que en cada uno de los carriles de esta gran avenida se consoliden y transiten los poderes del Estado en forma independiente pero generando escenarios comunes. Trabajando por el bien común, no con escenarios de confrontación que no conducen a nada, no sirven para nada y nadie quiere.

Y sobre todo, una avenida federal que recorra cada uno de los rincones de nuestro querido y vasto territorio nacional, para llevar allí no sólo responsabilidades sino también los recursos que necesitan nuestra provincias, para que ningún gobernador tenga que resignar su autonomía y mucho menos su dignidad por la falta de recursos.

Seguramente Alfonsín nos dejó muchas cosas más, que en la brevedad de estas palabras, no puedo expresar. Pero quiero revelar dos sueños que él tenía y que seguramente en este sueño eterno mantiene: La unidad de su partido y el sueño mayor, la unidad nacional.

Quiero una vez más, asumir -con la responsabilidad de los errores cometidos- este compromiso que tuviera la oportunidad de manifestarle personalmente al papá de Ricardo. Mi compromiso de seguir trabajando por la unidad de nuestro partido pero también por su sueño más grande, el de la Unidad Nacional.

Dr Alfonsín, cada vez lo extrañamos más, cada vez lo queremos más y cada vez lo reconocemos más. Vayan estas palabras en calidad de sentido homenaje. Muchas gracias

Vicepresidente Julio César Cleto Cobos - 31 de marzo 2010, Cementerio de la Recoleta

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...