lunes, 28 de octubre de 2013

Mendoza: La UCR se impuso con holgura y la izquierda también festejó

En sintonía con lo que ocurrió en los principales distritos del país, Mendoza se pronunció ayer claramente contra las políticas del kirchnerismo y según lo que se preveía, confirmó la tendencia expresada en las PASO para consagrar a la Unión Cívica Radical (UCR) con el 47,72% al tope de las preferencias en las elecciones legislativas 2013.

Con la participación de alrededor del 80% del padrón, los mendocinos se inclinaron mayoritariamente por la Lista 3 que encabezó el ex gobernador y ex vicepresidente Julio Cobos, que por esa gran performance logró hacer ingresar también a la Cámara de Diputados de la Nación, a otros dos compañeros en la boleta radical: Patricia Giménez y Luis Petri. A priori, la contundente victoria de Cobos lo posiciona como nuevo referente nacional de la oposición de cara a la carrera presidencial del 2015.

Sin embargo, la elección de ayer significa también un durísimo golpe para el justicialismo mendocino, que se ilusionaba con ratificar la banca que ponía en juego el sanrafaelino Omar Félix. Pero con el correr de la tarde el escaso  27,11%  apenas alcanzó para que ingresara el cabeza de lista, el intendente de Guaymallén, Alejandro Abraham. Y es aquí donde se palpa la dimensión de la derrota oficialista.

La pobre cosecha del Frente para la Victoria (FPV) supone, además, otra clara expresión contra el gobierno de Francisco Pérez, alineado con la gestión nacional y distanciado de la campaña de los candidatos oficialistas como producto de las rispideces con su vice, Carlos Ciurca, factótum del armado peronista en esta ocasión y principal referente del sector interno La Corriente.

El justicialismo, que se encargó tanto en la Nación como en la provincia de minimizar el resultado de ayer, deberá explicar por qué no pudo sumar más diputados nacionales oficialistas, ya que sólo cuatro de los diez de Mendoza lo serán: Dante González, Guillermo Carmona, Anabel Fernández Sagasti y ahora Abraham.

Pero tal vez el dato político más fuerte de la jornada lo constituyó la excelente elección del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), que con un 14,07%, duplicó la cantidad de votos que obtuvo en las PASO y logró que Nicolás del Caño se quedara con la disputada quinta banca que estaba en juego (ver página 6), postergando -como se dijo al justicialismo, pero también al tradicional Partido Demócrata (PD)-.

Tal elección, significa para la izquierda vernácula, no sólo un resultado histórico, sino también la posibilidad de colocar cuatro legisladores provinciales (un senador y tres diputados). La misma suerte se trasladaba anoche al menos hacia seis concejos deliberantes, donde en el próximo recambio de ediles habrá presencia de izquierda: Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras, Lavalle, Maipú, Luján y San Martín.

La contracara de la jornada fue la paupérrima elección del PD, que no pudo contener tras la candidatura de Luis Rosales todo el caudal que logró en las PASO con tres candidatos. Por el contrario, cayó de agosto a ayer un poco más del 1,8% y su guarismo final (5,12%) abre las puertas a una dura autocrítica que ayer comenzó a esbozarse entre sus principales dirigentes.

Es que la debacle demócrata los deja sin presencia en el Senado por primera vez desde 1983, y reduce su bloque de diputados a sólo dos legisladores que en esta ocasión no renovaban sus bancas. Claro está, su presencia en las municipalidades también está menguada y atravesada por una redefinición de objetivos y posicionamientos.

En un mismo tren quedaron también las postulaciones de Daniel Cassia (Compromiso Federal) que apenas alcanzó un 3,95% (también cayó respecto de las PASO) y Alberto Montbrun con el 2,03% (Frente Amplio Progresista y Coalición Cívica/Ari).

Cassia, con su propuesta de seguridad casi como exclusivo argumento de campaña, redujo sus chances y condicionó su discurso electoral, pese a la importancia que todas las encuestas le otorgan al incremento del delito.

Lo de Montbrun es tal vez un síntoma de la escasa visión de su dirigencia, que confundió la preferencia del presidenciable socialista, el santafesino Hermes Binner, con las proyecciones reales de sus candidatos en Mendoza.

Haber concretado una alianza electoral con el radicalismo al estilo de Santa Fe, Capital Federal o la provincia de Buenos Aires, los hubiera relevado del último lugar y -por el contrario- los subía al podio de Cobos para festejar. Algo que supo entrever Graciela Cousinet y Libres del Sur. Aquí también seguramente sobrevendrán los análisis y los reproches tardíos.

Lo cierto es que la victoria radical también marca el punto de partida para la segunda parte de la gestión de Pérez, enterrando definitivamente la soñada reelección y con una Legislatura menos amable que obligará a que el kirchnerismo juegue un papel que no sabe ni siente: el del diálogo. Aunque este déficit tal vez se salve si el corrimiento de la interna peronista posa su eje sobre el nuevamente lastimado Daniel Scioli o sobre la audacia de Sergio Massa.

Por otra parte, la UCR se consolida como oposición bajo el influjo del intendente de Godoy Cruz, Alfredo Cornejo, a quien numerosos sectores ya impulsan como el próximo candidato a la gobernación.

Todo ello, condimentado por la aparición de un nuevo fenómeno en la discusión institucional de Mendoza, el que otorgará el trotskismo del FIT y su particular concepción de la democracia.

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