El radical aspira a lograr un éxito que lo posicione en la carrera a la Casa Rosada; "Hay que ver hasta dónde da el cuero para una candidatura con posibilidad", dijo sobre 2015
Por Francisco Jueguen | LA NACION
Pequeñas fotos de diario en blanco y negro, y opacas placas conmemorativas de antiguos dirigentes del partido decoran el apagado pasillo del comité radical. Pero, más adelante, en un soleado patio donde nace el bullicio de los bombos militantes, una gigantografía con la imagen de Julio Cobos colorea gran parte de la entrada al austero auditorio Raúl Alfonsín. Desde allí, el dirigente más popular de la UCR cerró su campaña. Se respira cambio.
Minutos antes, en jeans y con un mate en mano, Cobos explicó las propuestas que llevará al Congreso y criticó con dureza la debilidad institucional del Gobierno, la inflación y la crisis energética. Pero, luego de su arrasadora victoria en las primarias de agosto, su ya nacionalizada figura se proyecta inevitablemente hacia 2015. "En política uno siempre aspira a tener una carrera. Es como preguntarle a un cura si quiere ser Papa. Si no, no sería cura", afirmó en una entrevista con LA NACION cuando se lo consultó sobre su deseo de ser presidente.
"Después de las elecciones habrá un mensaje de las urnas y la Presidenta tendrá que actuar en consecuencia. Esperemos que esté a la altura de las circunstancias", advirtió el radical.
-¿Qué se juega el país en estas elecciones legislativas?
-Se juega la posibilidad de un Congreso que recupere el diálogo y la autonomía. Luego, marcan el comienzo de la generación de alternativas de poder en 2015. Estará, además, la responsabilidad del radicalismo y de otros partidos afines de encontrar políticas comunes que nos unan para construir un espacio que compita con posibilidades reales. Dependerá mucho de la voluntad de los dirigentes más representativos que podamos construir sin mezquindades, definiendo por consenso o con primarias, que hoy están garantizadas y que quizá convengan para potenciar al candidato.
-¿Qué se juega Julio Cobos?
-Muchas cosas. Yo he transitado circunstancias complicadas y la vuelta a la posibilidad de someterme a la consideración pública demostrará el acierto o desacierto de ciertas decisiones mías que han sido criticables y opinables.
-¿Qué decisiones?
-La forma de resolver el conflicto con el campo o mi permanencia hasta el último día en la vicepresidencia de la Nación.
-¿Se arrepiente de haber sido parte del gobierno de Cristina Kirchner?
-Sí. Fue un desacierto. Nosotros fuimos con otra visión, con la idea de un país más institucional.
-¿Quiere ser presidente?
-En política uno aspira siempre a tener una carrera. Es como preguntarle a un cura si quiere ser Papa. Si no, no sería cura. Pero uno tiene que ser prudente y ver hasta dónde le puede dar el cuero para pelear una candidatura con posibilidad. No ser testimonial. Si reconozco que dentro de un espacio hay alguien con más posibilidades, estoy dispuesto a apoyar. Ya di muestras de ello.
-¿Cómo imagina el cierre del domingo?
-[Risas] Más tranquilo. Estamos muy conformes con las encuestas.
-¿Qué propuestas llevará al Congreso?
-Nuestros ejes de campaña han sido tres: las instituciones, la economía y la cohesión social o el bienestar. Y están íntimamente ligados. Si no tenemos instituciones sólidas y fuertes, que den seguridad y previsibilidad, es muy difícil generar condiciones de inversión para una economía sana de producción y trabajo. Si construimos esas instituciones y esa economía, tenemos las dos herramientas para ponerlas en función del servicio de la sociedad, que es el bienestar y, en definitiva, la educación. Y esa educación tiene que ser obligatoria y de calidad.
-¿Cómo ve la situación política y económica del país?
-Vemos un gobierno aparentemente fuerte con un gran presidencialismo, pero débil institucionalmente. Esta transición que estamos viviendo, en la que no hay reuniones de Gabinete, un jefe de Gabinete que coordine políticas o un vicepresidente que participe de las decisiones en una situación de reemplazo temporario, demuestra la debilidad institucional. El poder pasa por otras manos, como las de Guillermo Moreno. En lo económico tenemos dos problemas: la inflación y la energía, que originó un estancamiento producto de las restricciones a las importaciones y el cepo al dólar. Esto, a su vez, produjo la paralización del mercado inmobiliario y del turismo que no sabe cómo funcionar con tantas resoluciones de la AFIP. Hoy hay dos tipos de cambio muy distanciados, cuando debería haber uno. La inflación tiene que volver a ser de un digito.
-¿Cómo vio los problemas de salud de la Presidenta?
-Creo que es algo pasajero y que está evolucionando bien. Necesitamos que la Presidenta asuma otra vez la conducción, ya que después de las elecciones habrá un mensaje de las urnas y tendrá que actuar en consecuencia. Esperemos que esté a la altura de las circunstancias..
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